domingo, 6 de diciembre de 2009

Jim Hall: El amigo americano


Hace unos pocos días, Jim Hall cumplió años. 79 exactamente, ya que nació en Buffalo, estado de New York el 4 de diciembre de 1930. Por esa razón me pareció oportuno volver a publicar esta nota, basada en una entrevista que le hice en su casa de Manhattan en febrero de 1995.
Muy poquitos meses antes, yo había empezado a colaborar con una revista musical argentina, "CD Review", como traductor y ocasional comentarista de discos. Ante la inminencia de mi viaje a Estados Unidos, le propuse al director de esa revista la idea de hacer una entrevista a Hall para ser publicada. Le interesó y ni bien llegar a NY llamé por teléfono a Hall, a quien había conocido personalmente en Buenos Aires en 1992. Me atendió un contestador, dejé un mensaje con mi nombre, mi número, y también diciendo que volvería a llamar. Para mi sorpresa, a la mañana siguiente sonó el teléfono y era el mismísimo Hall, que inclusive, se acordaba de mí de aquella oportunidad (tomen nota las estrellas de entrecasa que no gustan de someterse a la humillación de devolver las llamadas).
Lo fui a ver a su casa. Ya en la entrada me atendió el portero, un señor peruano muy simpático (Santiago, creo que era el nombre), que estaba enterado de que yo andaría por ahí. Ya en la casa, tuvimos una charla muy entretenida e incluso les saqué unas fotos, tanto a Jim como a Jane, su mujer. A mi regreso a Buenos Aires escribí la nota pero de poco sirvió. Una nueva crisis económica (en aquel momento fue el Efecto Tequila) determinó el cierre de la revista. Por suerte, unos meses más tarde, Jim volvió a Buenos Aires para dar una serie de conciertos (memorables, por cierto) a dúo con Scott Colley, con motivo de la inauguración de Oliverio AllWays, en el Hotel Bauen. Para ese momento yo había empezado a colaborar con otra nueva (y efímera) publicación, "Música & CD", y fue una razón para que la nota finalmente fuera publicada.
Jim Hall ha tenido algunos problemas de salud hace un tiempo, pero afortunadamente, se fue recuperando bien y retomando su actividad habitual.
Solo resta desearle un muy feliz cumpleaños.
Ahora sí, la nota

Jim Hall: El amigo americano

Entrevista exclusiva en New York / Guillermo Bazzola
(publicada originalmente por la revista "Música & CD" de octubre de 1995)


A los 64 años, Jim Hall es lo menos parecido a una leyenda viviente. Mientras otros músicos de su generación viven de glorias pasadas, en su caso, decir que cada día toca mejor es mucho más que un mero formalismo. Cada nuevo trabajo suyo es una sorpresa. John Abercrombie, John Scofield, Bill Frisell, Mick Goodrick, Pat Metheny y Mike Stern, por citar a algunos de los guitarristas más importantes del momento, lo consideran una influencia decisiva. Él toca con ellos y se siente influído por ellos.
Desde su aparición en escena a mediados de los '50s, Hall ha demostrado ser ante todo un artista que supera lo estrictamente musical. "A mi esposa (Jane, su compañera inseparable) y a mí nos gusta la pintura, el arte en general, pero no creo que sea siempre así entre los músicos. De hecho, conozco algunos realmente buenos a los que les gusta sólo lo que ellos tocan, el be-bop, pero yo nunca pude ser así..." Próximamente, Hall visitará por tercera vez la Argentina, país con el que tiene una relación singular.
Nacido en Buffalo, New York, Hall comenzó en la música desde muy chico. "Creo que escuché buena música desde el principio, música folk, música country". Su tío Ed lo animó a estudiar la guitarra y le hizo conocer a los grandes del jazz de su época: Charlie Christian, Art Tatum, Jimmy Lunceford. "Ví a Tatum, no a Christian, pero los escuché cuando era muy chico, doce o trece años". A los dieciséis se trasladó con su familia a Cleveland, Ohio, donde completó sus estudios formales en el Cleveland Institute of Music. "Lo mejor que hice en la escuela fue escuchar todo tipo de música, desde canto gregoriano hasta música electrónica. Esto me ayudó a no tenerle miedo a lo nuevo".
A fines de los '50s su nombre se vió asociado a la avant-garde. "Creo que tuve buena suerte. Cuando dejé la escuela fui a California y empecé a tocar con (el baterista) Chico Hamilton. Estaba Buddy Collette en vientos y había cello, guitarra y bajo. Después estuve con (el saxofonista-clarinetista) Jimmy Giuffre, con Ralph Peña en bajo". El reemplazo de Peña por el trombonista Bob Brookmeyer abrió paso a una verdadera revolución en la manera de interpretar el jazz en la guitarra. "La idea de tocar sin bajo fue de Jimmy. A mí me gustó, porque tanto él como Bob son grandes músicos. Jimmy me ayudó a encontrar distintas formas de frasear en la guitarra que sonaran bien con el clarinete y el trombón para no tener que tocar acordes todo el tiempo. El ritmo iba por sí solo". Un hito de esta nueva era fue el disco The Bridge, junto al gran saxo tenor Sonny Rollins. También estuvo cerca del saxofonista Ornette Coleman, uno de los creadores del free jazz. "Me gustaba lo que hacía con su cuarteto. Tenía una gran vitalidad, mucho humor, muy buen sentido rítmico. Nunca toqué en sus grupos chicos. Lo hice en Third Stream Jazz, una grabación de Günther Schuller donde casi todo estaba escrito, y en unas cosas que Ornette hizo para quinteto de vientos y sección rítmica".
Desde sus inicios, Hall compuso parte de su material, pero últimamente este rol ha cobrado un nuevo impulso. "Sobre todo desde que empecé a trabajar como líder, si bien había escrito algo para Chico Hamilton y para Jimmy Giuffre y siempre usé lo que sabía de composición para improvisar". También hubo un cambio de aproximación. "En la escuela compuse un cuarteto de cuerdas y algunas piezas para piano, pero eso era algo abstracto, a veces ni lo escuchaba. Ahora escribo para situaciones específicas. Una vez fuimos a Japón con (el bajista y pianista) Don Thompson y (el baterista) Terry Clarke. Llegamos dos días antes, y mientras planeábamos el programa vimos que necesitábamos algo para abrir el concierto, así que escribí el tema Aruba. Cuando trabajé con Red Mitchell compuse esos temas que tocamos juntos". Su permanente necesidad de renovación lo ha llevado a tomar este camino. "Ya he tocado mucho los standards. Todavía toco Body and Soul o In a Sentimental Mood. Los toqué cientos de veces y aún me gustan, pero es mejor tener alguna música nueva para improvisar". Igualmente, no ha abandonado su rol de compositor académico. "Hace un par de años hice algunas composiciones para cuerdas, percusión y guitarra, y también algo para bronces y guitarra. Espero poder grabarlas o al menos tocarlas, nunca las oí. Probablemente toque algunas en el Free Jazz Festival de Río de Janeiro el año próximo, quizás las piezas para bronces".
Otro hecho decisivo ha sido su acercamiento a la enseñanza, en la New School de Nueva York. "Mayormente no enseño guitarra. Tengo un ensamble, por ejemplo un grupo de saxo, trompeta, guitarra, piano, bajo y batería. Le pido a cada uno que me dé una nota, y me queda una serie a partir de la cual tratamos de hacer música. El pianista puede hacer acordes, el bajista construir líneas. Es muy interesante". Entre sus ex-alumnos se destacan el guitarrista Peter Bernstein, el pianista y organista Larry Goldings y el saxo tenor Rasmus Lee. "En cierta forma significó que volviera a escribir, porque tengo que preparar cosas para el ensamble, que cada semestre es diferente, y no me parece bien darles siempre lo mismo. Pero para mí lo mejor de enseñar es estar cerca de músicos jóvenes".
Aunque siempre fue bastante reacio a participar en seleccionados de guitarristas -"Cuando se forman los Great Guitars, parece que cada uno se redujera. No me gusta competir con otros guitarristas, tal vez porque no tengo la técnica que tienen otros"-, en Dialogues, su último CD, están Mike Stern y Bill Frisell. "Me siento mas cerca de ellos que de Herb Ellis o de Kenny Burrell. Son grandes músicos, pero siento más proximidad con los músicos mas jóvenes".
Este proyecto incluye además al trompetista Tom Harrell y al saxofonista Joe Lovano (toca en Calypso Joe, escrito especialmente para él y Bon Ami, una balada dedicada a Django Reinhardt). Hay duetos con Gil Goldstein en acordeón y temas con sección rítmica (el bajista Scott Colley y el baterista Andy Watson).
"Yo estoy interesado en la gente -concluye Hall-, para mí ser músico es como ser pintor o poeta. Mi máxima aspiración es poder seguir creciendo todo el tiempo".

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