Hace unos días me metí en una tienda de venta de objetos de segunda mano. Suelo entrar a mirar si encuentro algo que me interese a un precio ridículo. De más está decir que casi siempre lo único que veo son cosas inútiles y más caras que si fueran nuevas.
No fue este el caso. En el sector de DVDs encontré unos cuantos a precios absurdos, algunos de ellos pertenecientes a las colecciones editadas originalmente por diarios, y otras de cine clásico (tres películas por DVD) vendidas anteriormente en kioskos.
Asi fue que compré varios DVDs y en algunos casos ni miré bien qué es lo que había en cada uno. Al llegar a casa me encontré con la novedad de que en uno de ellos estaba la versión original de The Little Shop of Horrors, un más que simpático y divertido bodrio de 1960 dirigido por el inefable Roger Corman, y que con el tiempo se transformó en una película de culto, al punto que en 1986 se hizo una remake del film.
No fue este el caso. En el sector de DVDs encontré unos cuantos a precios absurdos, algunos de ellos pertenecientes a las colecciones editadas originalmente por diarios, y otras de cine clásico (tres películas por DVD) vendidas anteriormente en kioskos.
Asi fue que compré varios DVDs y en algunos casos ni miré bien qué es lo que había en cada uno. Al llegar a casa me encontré con la novedad de que en uno de ellos estaba la versión original de The Little Shop of Horrors, un más que simpático y divertido bodrio de 1960 dirigido por el inefable Roger Corman, y que con el tiempo se transformó en una película de culto, al punto que en 1986 se hizo una remake del film.
Mi padre tenía la costumbre de mirar televisión hasta que terminaba la programación del día, y yo solía quedarme con él. Una noche anunciaron esa película, La Tienda de los horrores, y me acuerdo que nos reímos bastante con las peripecias de Seymour (me acordaba del nombre) y Audrey, su planta carnívora, así que me dispuse a verla, y lo primero que me sorprendió fue la banda sonora, muy Third Stream, y llamativa para una película Clase B filmada en dos días.
Al segundo apareció la explicación a todo esto: no estaba al tanto de que la banda de sonido estaba a cargo de Fred Katz, un músico por quien siempre tuve una gran admiración. Katz, para quienes no lo identifican, fue el cellista del quinteto de Chico Hamilton sobre todo durante los años '50, pero también es pianista, compositor y antropólogo (ver este otro artículo) y a los 90 años, continúa activo.
Que lo disfruten, y si alguien les quiere regalar una planta carnívora digan que no. Es preferible un ficus. Ocupa menos lugar y cuesta menos mantenerlo.
Que lo disfruten, y si alguien les quiere regalar una planta carnívora digan que no. Es preferible un ficus. Ocupa menos lugar y cuesta menos mantenerlo.
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